martes, 21 de diciembre de 2010

En tierra de nadie

El espíritu navideño debe estar tirándose de los pelos, si es que tiene. En esta época tan entrañable que se avecina, la paz -aunque sea fingida- entre los hombres de buena voluntad -aparente y probablemente interesada- ha de llenar nuestros corazones.

Convivo casi a diario con personas para las que el perdón no es ni más ni menos que una bajada de pantalones, el diálogo una guerra de acusaciones, y la posibilidad de llegar al menos a una tregua es inconcebible.

Y yo echo de menos los viejos tiempos, cuando íbamos todos a una. Cuando no tenía que preocuparme de suavizar situaciones, ni de aguantar críticas ni confidencias usadas como proyectil, sobre todo si esperan de mí que sea el arma que las haga útiles.

¿Por qué no entienden que no puedo tomar partido?

1 comentario:

  1. A mi esta Navidad se me ha puesto cara de Grinch!

    Demasiada hipocresia en esta época del año! A mi no me la cuelan!!!


    Feliz año guapaaaaaaaaaaa!!!!!!!!

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