Comienzo a escribir con
aplausos de fondo, seguidos de las primeras notas de Tubular Bells. Cómo echo
de menos a mis Fadalackeros, jolín…
Hay que cerrar etapas y no
esperar a que vuelvan épocas pasadas, sino hacer un punto y aparte y seguir con
un nuevo párrafo en el capítulo que toque vivir.
Y como no se me ocurre nada
más de momento, te diré que tengo un gato. Se llama Trasto y tiene un año y dos
meses, y un problema aún no determinado
en la piel. Lleva seis meses de tratamientos erráticos contra la alergia porque
el veterinario se ha empeñado en que es alergia sí o sí, aunque lo único que le
ha hecho mejorar es una simple pipeta contra parásitos y ácaros que es lo que
le llevo diciendo que tiene desde que me lo encontré en la calle. Si en quince
días mejora, le cambiaré de veterinario. Y si no, también. Ya era raro que yo
tuviese un bicho en casa y no le pasase nada. Aunque teniendo en cuenta el
estado en el que le recogí no creo que hubiese sobrevivido.
Ahora ya me siento una
internauta plenamente integrada. Tengo Facebook, tengo Twitter y tengo un gato
para hacerle fotos y colgarlas en la red, aunque con las pintas que lleva el
pobre quedaría mejor en algún capítulo de “The walking dead”. Pero yo le quiero
igual ^^
Y… sí, voy a poner una foto.
Je…