Siempre que pienso en la palabra “rutina” me
viene a la mente un río de plácida corriente que fluye hasta las próximas
vacaciones. El mes de septiembre trae
consigo el retorno a las tareas cotidianas, a los horarios. En conclusión, a lo
de siempre. Pero no sé yo si será mi caso…
Llevamos desde finales de agosto preparando el
certamen de bandas de Valencia y me quedé sin flautín. Una odisea para
comprarme uno, que conseguí a mitad de septiembre. Apenas un mes para domarlo y
el Mib allá arriba y el Do# allá abajo. Para colmo en la obra obligada los
últimos cinco compases son de flautín y flauta y sí… el Mib estratosférico se
repite varias veces y con saña. Y acaba
con una redonda de pp a n en
la que me tengo que concentrar para permanecer con el rostro impasible mientras
mantengo la presión e intento que no se me baje la afinación, y no guiñar los
ojos como si me hubiesen echado limón.
El flautín recién llegado a casa
Encima el pobre tuvo un estreno accidentado. En
el primer concierto después del verano, justo antes de empezar a tocar, se me cayó al suelo y se le doblaron las
llaves de Si-Sib. Menos mal que una
compañera se llevó el suyo. Te prometo que me vi silbando la partitura. Menos
mal que con un pequeño tirón volvió todo a su sitio y quedó perfecto.
Recuérdame que no vuelva a dejarlo sobre el atril en un concierto al aire libre
en un día de viento.
Y siguiendo la línea instrumental… mi hermano y
su novia me regalaron una cítara para mi cumpleaños. ¡Una cítara endemoniada!
Preciosa, eso sí. Típica del folklore de Europa Central, de hecho viene de
Alemania previa subasta y transporte bajo el brazo por parte del sufrido sobrino de mi cuñada. Me dijeron que tiene
alrededor de 100 años. 32 cuerdas desafinadas, un manual de aprendizaje en
alemán y 20 kg de frustración por mi parte componen el lote que acompaña a este
magnífico instrumento digno de haber sido diseñado por Jodido Estúpido Johnson.
Die Zither
En serio… no puedo soportar tener un instrumento
en casa y no saber cómo tocarlo. Afinarlo ya me costó casi una hora con un
tutorial en YouTube que hizo una ancianita muy simpática. Cuando concluí, mi
impresión fue: “esto no tiene ni pies ni cabeza”. Se supone que el arpa va con las cuerdas
agrupadas en acordes. Unos de tres, otros de cuatro… en fin. Mis conocimientos
musicales no dan para tanto, y necesito calma y tranquilidad (y más paciencia)
para enchufarme otro tutorial. Pero la veo ahí… día tras día… haciendo vibrar
sus cuerdas imperceptiblemente como reprochándome su abandono y echándome en
cara que le dedico más tiempo a un simple tubito que a ella.
Siguiendo con mi “rutina”, la vuelta al cole me
ha deparado una tarea adicional: me he estado ocupando de cazar gatos de una
colonia que vive en el patio del colegio, llevarlos al veterinario y
devolverlos a su lugar una vez esterilizados, desparasitados y vacunados. Según
algunas mamás, éstos eran portadores de pulgas y
estaban enfermos y mal alimentados, y que podían atacar o morder a los niños. El veterinario me dijo que las que
necesitaban tratamiento eran las mamás, que los gatos estaban estupendamente y
limpios de bichos, y que como son animales inteligentes no se acerarían a sus retoños ni a 20 metros (doy fe). Así que ahora ya no tienen excusas para seguir quejándose de
ellos.
¿Pero quién puede decir que esta cosita es mala?
Y como consecuencia de ésto tengo un nuevo
inquilino en casa. Es el hijo de una de las gatas del patio, como Trasto. Había
dos, pero es el único que pude atrapar. Como era el más valiente venía a comer
de mi mano después de darme dos o tres bufidos de advertencia. Me lo llevé a
casa porque oí rumores de que querían cortar por lo sano con la comunidad
felina y con la esperanza de que alguien lo adoptara y salvar al menos uno. Los
gatos mayores sabrían apañarse solos. Al final no lo adoptó nadie, y ahora soy
incapaz de darlo si alguien me lo pidiera. Del otro cachorrito no sé nada, hace
una semana o más que no le veo. Me temo que corrió peor suerte.
Ron
Así que aquí lo tengo, correteando por casa
mientras Trasto está exiliado en casa de mis padres. El pequeñajo, que se llama Ron por su parecido con un murciélago (...), tiene catarro
y deben estar separados al menos una semana por riesgo de contagio. El pupas de Trasto ya tiene bastante con su alergia como para andar estornudando como un
descosido.
En fin… pues todo eso. Bendita rutina. Me voy a
darle caña al Mib.
Mírala.... si es que no tiene tiempo para aburrirse! ;)
ResponderEliminarQué va... hay tiempo para todo. El otro día me aburrí nada menos que 5 minutos enteritos.
ResponderEliminarUsarías esos cinco minutos para tomar una taza de té, espero. No olvides que hay algo inquietantemente reconfortante en remover y tomar una taza de té.
ResponderEliminarBueno, ya sabes que lo mío es tocar instrumentos, si es que se los puede llamar así, que nada tienen que ver con los tuyos, así que una ve hecho...
//bc
Remover... remover... remover... sorbito. Esa música que se escucha con los "segundos oídos"... Gracias ^^ (kc)
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