Después de una temporadita de inactividad física he vuelto a la tortura voluntaria. De martes a viernes he subido puertos de montaña a ritmo de chunda chunda, me he liado a puñetazos y patadas con un pobre saco rojo (prometo que no he puesto la cara de nadie), he levantado pesas cual halterofílica posesa... y todo eso de forma patética y lamentable, por supuesto.
Tiene su mérito, y no me lo voy a quitar. Cuando vas a un gimnasio y ves todos esos cuerpos torneados y llenos de músculos funcionando cual máquinas bien engrasadas piensas: ¿y qué narices pinto yo aquí? Así que me dije: Viole... tómatelo con sentido del humor. Con trabajo y constancia se consigue todo, pero mientras... ríete todo lo que puedas o vas lista.
Así que en ésas estamos. Me duelen hasta las pestañas, pero fíjate que aparte de los retos que comentaba en el post anterior, necesitaba algo... físico. Una forma tangible de notar que estoy luchando por mejorar, aunque sea con algo tan ridículo como levantar el culo del sillín una vez más que ayer.
No sé... a otros les da por jugar a la play para descargar adrenalina. Sé que mi cuerpo me mataría ahora mismo si no fuese porque eso conllevaría su propia aniquilación, pero ya me lo agradecerá, ya... (si sobrevivo)
Frase de la semana: ¡¡No hay dolor!!